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Medias de seda con una pinza metalica
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Medias de seda con una pinza metalica Medias de seda, enganchados con una pinza metálica, se ajustan como la segunda piel, el movimiento de sus caderas hacia que se deslizaran hasta que se asomaban con el vaivén de su vaporosa falda. Sus piernas, marcaban un culo adornado con un tanga que se marcaba con cada paso, con tal baile su pelo, largo, color de una pradera de trigo dorado dirigido por el travieso viento. Su olor viajaba por toda la calle, hipnotizándote a seguirlo hasta su origen. Tras unas grandes puertas de fortaleza, tras el hall, subiendo las escaleras girando a la izquierda, tras otra puerta de pomo dorado. La mujer del vestido vaporoso, se haya desnuda, saciando su sed, te coge de la mano, te coloca frente a una gran butaca. Tu instinto te grita, de empuja, a romper el momento, en avasallar los previos instantes hasta poder controlar, lo incontrolable. Sus dedos se deslizan entre las capas de tus ropas, hasta dejarte completamente desnudo frente a ella, sin palabras, solo una fugaz mirada, se desplaza, se arrodilla, sobre una viejo cojín de la butaca junto a la cama, entre sus dedos, tu polla, que palpita como un animal encerrado que quiere libertad. Abre su boca, y con las manos, la engulle, hasta que sus labios golpean tu piel, aprieta la garganta, empieza el para delante, para detrás, con ritmo, el calor, y todo la saliva aunque a veces parara, para deleitarse con tu glande gordo rojo hinchado. Su boca, ya te aburre, tu imaginación vuela, pero algo te retiene, no quieres romper el momento. Otra mirada, te tira a la cama, ya no hay tregua. Eres mas rápido, la giras, la tumbas boca arriba, y te pierdes en su coño, lames haciendo cercos en su clítoris, hundiendo tu lengua aleatoriamente en la grieta, se retuerce, sus muslos te encallan entre jugos y saliva. Ves que ya esta apunto, la giras, te mojas el dedo, para primero saborear ese coño, y ver como va ese culo, a cuatro, con las manos en las caderas, y del pelo, su olor te vuelve loco… Sientes el calor que te llama al paraíso, y lo hundes dentro de ella, con un grito lo recibe, moviéndose contigo, la giras le abres la piernas, pero ella es mas rápido que tu de tira de espaldas….te cabalga…hasta que se vuelve a quitar….te bate, te traga, te bate, te lame… hasta que te vuelves a despertar.. WildEveParadise |
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Avasallar momentos e instantes que se rompen al despertar. ¿Roldán rolda y piensa en Durandarte?
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Buen texto, Wildevee... diría que directo y explícito pero también literario...  Un saludo
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